CUARTO FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA LUNA DE LOCOS



 Sin  poesía todo en la vida es infructuoso

Por Diego Leandro Marín Ossa*

Los vientos de agosto suelen traer sucesos trascendentales para la vida de los pueblos, basta con echarle un vistazo a la historia para darse cuenta de ello, por esta época del año son muchos los acontecimientos que se convierten en hitos para la vida de una nación. En Pereira es evidente que tanto su fundación que fue por este mes, como lo que cada año ocurre con encuentros como el Festival Internacional de Poesía, son testimonios latentes de una ciudad que se renueva y pide oxígeno para tantas y tan variadas transformaciones, a golpe de deseos por convertirla en una megalópolis. 


Mientras en la administración municipal y en los círculos del poder económico local se decide el futuro de la “ciudad región”, sus ciudadanos se las ingenian para que sobreviva el espíritu de libertad que ha caracterizado a la urbe, y en ese sentido el uso de la palabra en espacios públicos, es el ejercicio sagrado del derecho a la libertad de expresión, que se ve coartada si no se brindan las garantías suficientes para tal uso. Como cualquier proyecto el Festival funciona con recursos de diversa índole, y la gente que trabaja en él para que la ciudad tenga un encuentro de proyección internacional, merece el apoyo necesario para que esto se dé. Hoy la solicitud de parte de sus organizadores es directa: declarar el Festival Internacional de Poesía Luna de Locos, como patrimonio cultural de los pereiranos. Esto de alguna manera le garantizará continuidad y permanencia, pero en caso de conseguir tal reconocimiento, el Festival seguirá necesitando de la creatividad, el entusiasmo y la calidad que renueven el alma de este encuentro.

El mundo quiere escuchar poesía.

Los poetas presentes en el Festival, coinciden en que el mundo de hoy tiende a recuperar espacios para la poesía, como en otras épocas ha ocurrido. Es una necesidad para la vida, pues “sin la participación de la imaginación literaria, afirmaba Whitman, las cosas son grotescas, excéntricas, infructuosas” señala Martha Nussbaum.
Y es que la palabra vincula a la gente con su capacidad para sorprenderse ante la vida, más aún cuando con tanta frecuencia se pierde sentido en medio de la rutina, el desamor y la injusticia social. Prueba de ello está consignada en las lecturas que durante cinco días se realizaron en bibliotecas, auditorios, universidades, colegios y parques de la ciudad. Es una necesidad que se hace patente en la asistencia a cada gala y conversatorio, pues los espacios se colmaron en la mayoría de lecturas.


Por otra parte, la reflexión poética se dio entre otras cosas, con respecto al mundo en que vivimos a la capacidad de amar, de vivir en diálogo y concertación en medio del debate, de planificar modos de vivir más justos y con respeto por el mundo espiritual de otras culturas y otras generaciones diferentes a las nuestras. A la preocupación por un mundo con posibilidades para vivir, se suma la pregunta: ¿acaso necesitamos países desarrollados a costa de la vida de millones de personas y de la explotación de los recursos naturales a gran escala?
Si bien el papel de la poesía como de los poetas no es generar soluciones ni recetas para vivir mejor, sus textos develan aquellas cosas que olvidamos ver por andar ocupados en competir y acumular éxitos.

Cinco días al borde de la locura.

De locos es la luna y también la poesía, pues los normales viven su vida al pie de la letra. En ese sentido vale decir que la práctica poética no es de uso exclusivo de un grupo de personas extrañas al común de la gente, aún existe la idea que el poeta es un ser huraño, que se encierra en sí mismo, usa un lenguaje críptico y de difícil comprensión, que sólo produce algo significativo en medio de una vida de escándalos. Pero la vida privada de un escritor no define la calidad de su obra, como tampoco se requiere de una imagen prefabricada de poeta para serlo. Que la vida privada de un escritor tenga aspectos trágicos no es exclusivo de estos seres, sólo que cuando esta se convierte en información pública, se le da una dimensión espectacular para generar mayor impacto en los lectores. Esto se fabrica en la opinión pública de diversas maneras.


La locura a la que aquí nos referimos, es a esa capacidad de transformar el sentido de la vida desde la palabra, pese al riesgo propio de poner en el filo del abismo las creencias y prácticas cotidianas más íntimas, pues no es fácil ser su propio dueño, no es sencillo pensar libre. Jamás lo ha sido. Pero el poeta persiste en ello y aporta un poco de esta experiencia al público de lectores que van en busca de una imagen literaria, que les recuerde cómo es que aman, viven, olvidan, ríen y trabajan. Entre otras cosas, por ello es que en las sociedades algunos escriben, unos leen y otros escuchan. Se necesita de personas que nos ayuden a descifrar la vida y la condición humana.

Escribe y lee para ti.

Esa voz, ese tono con el que se escribe y se lee la poesía, seguirá siendo un secreto que sólo el tiempo revela. No existe una fórmula, la práctica y la lectura constante acompañada del deseo por expresar aquello que se ve con ojos de poeta, son condiciones mínimas para iniciarse en el camino de la escritura. Es preciso hacerse dueño de su propia vida, enfrentar los miedos y estar en contacto con el mundo y con otras culturas. El Festival lo permite, y a las generaciones de escritores que habrán de venir, esta breve convivencia con escritores de todo el mundo cuya obra ha trascendido a nivel universal, les sirve de referente.


Para terminar quiero compartir parte de una charla sostenida con Jordi Virallonga, uno de los poetas que nos visitó: “no escribas ni leas con el compromiso de quedar bien con alguien, lee y escribe para ti mismo, trabaja en el poema cuantas veces sea necesario que si se cae, pues no hay nada, sólo con el tiempo tú mismo descubrirás qué te falta”.

Hasta el próximo año.

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*Pereira, 1973. Actor, Magister en Comunicación Educativa, docente de la Universidad Tecnológica de Pereira. Ha publicado su trabajo poético en las antologías del taller literario La fragua y en la Revista Luna de Locos. Participó como invitado en el cuarto Festival Internacional de Poesía Luna de Locos en agosto de 2010.
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