Al paso de los chamanes se espantaba la lluvia que se resistía a
despejar el cielo bogotano. Como un presagio avanzaba la caravana
animada por la gente ataviada con paraguas y plásticos. Nada podía
detener la fiesta de las mil caras, pues los conjuros ya estaban hechos.
Al fin las comparsas hicieron su arribo a la Plaza de Bolívar y en
medio del jolgorio y el disfrute, la gente calentó sus cuerpos en la
fría tarde. Luego vendría el concierto.
Así se subió el telón, para que durante dos semanas colombianos y extranjeros disfruten de la fiesta teatral que apenas comienza.
Así se subió el telón, para que durante dos semanas colombianos y extranjeros disfruten de la fiesta teatral que apenas comienza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario